El tiempo pasa y nosotros seguimos sin ser capaces de querer a nadie más que a nosotros mismos.
¿El amor es otra forma de guerra? ¿Es acaso más fructífero en miel y hiel? ¿Divino tesoro que no queremos que se nos arrebate? ¿Por qué no lo damos así por así? ¿No somos capaces de amar desinteresadamente, aunque sólo sea por el cariño o respeto hacia la otra persona o " Amantium irae amoris integratio est" dicho por Terencio?
Rechazo, orgullo, miedo, odio, son las consecuencias que siguen a un sentimiento tan puro, necesario y bello. Miles de años conviviendo, escribiendo, cantando, luchando con algo tanto natural como incomprensible en el ser humano. Y no lo controlamos. Incluso, le buscamos explicaciones científicas para curarnos en salud. Nos atormenta cuando lo tenemos pero nos pasamos la vida buscándolo.
¿Cómo algo tan puro se puede convertir en algo tan enfermizo para el alma? ¿Es un arma de doble filo?
Tampoco quiero resolver el enigma en una sola noche, cuando la humanidad lleva siglos sin descifrarlo. Pero yo creo que es algo más sencillo que todo esto, algo en verdad puro, que por culpa de nuestra complejidad y oscuridad connatural somos incapaces de sobrellevar.
¿En verdad somos tan retorcidos como para no valorar lo más preciado de nuestra vida?
Alguien que es capaz de amar más a otra persona que a él mismo, es digno de admiración y reconocimiento. Supera todas las espectativas de la raza humana, es diferente, es el ser humano que cambia la especie, alguien superior.
"VIVERE MEMENTO"
martes, 20 de octubre de 2009
NIHILI EST QUI NIHIL AMAT
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5 comentarios:
La profundidad y belleza de tus palabras, sin embargo, ahondan más en la duda.
Besos (tres).
Aquél que cambie las expectativas, que sepa entender el verdadero significado, que lo comprenda, aquél que haga aquello que nadie ha sido capaz de hacer hasta ahora dejará de ser lo que somos el resto, un simple eslabón perdido en algún lugar entre el mono y el ser humano
Pequeña mía, no somos seres retorcidos de negro corazón incapaces de amar, somos seres retorcidos, a secas, cansados de recibir golpes de amor, de la vida y de todo lo que nos importa.
Y claro, esas cosas cansan... Pero te las acabas tomando de otra manera. En fin, qué te voy a contar, que ya estamos de vueltas...
La humanidad lleva siglos preguntándose.
Y siglos lleva respondiéndose.
Sólo se equivoca el que no ama.
¿Golpes?
Los habrá. Pero de sobra sabes que no somos de cristal.
Vive.
Lo más triste de todo es que aquel que sepa amar desinteresadamente dejará de hacerlo en cuanto reciba un par de golpes. A partir de entonces amará cada vez con más interés y pies de plomo y, de igual forma, todos sus semejentes consiguiendo que, al final, el amor puro y desinteresado acabe extinguiendose.
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