¡Pués si! Me gusta poner fotos para introducir los temas.

Hoy intentaré hacer una oda a la felicidad. Para ello empezaré con una de mis frases favoritas:

"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias."

John Locke tenía razón. ¿O es que nadie se ha levantado un día tan felíz que ni el propio Satán en persona se lo ha degollado? ¿Por qué achacamos siempre la desgracia de no tener felicidad a lo que tenemos a nuestro alredor y no a nuestro propio espíritu? Estoy de acuerdo en que muchas veces todo lo que nos intenta robar la felicidad es muy fuerte, pero como solo hay un amo y señor de nuestra vida propia, podemos manejarlo.

Cuando la felicidad se te mete en los huesos, no quieres separarte de ella aunque es perfectamente comparable con el amor: "o se tiene, o no se tiene. Pudíste creer tenerlo cuando desapareció, en realidad no lo tenías". Con esto quiero decir, aunque parezca muy confuso, que la felicidad es parte del alma. Una parte que hay que cuidar como se cuidan las demás emociones; como cuidamos en disminuir el odio y aumentar el amor. O también, nivelarlo como la paz interior. ¿Pero, es aconsejable nivelar la felicidad? ¿Los efectos secundarios de la felicidad pueden causar extragos? A veces tenemos miedo a ser demasiado felices por si acaso se acaba y nos llevamos el mayor golpe de nuestra vida. Pero una felicidad sin medida es tan buena como la mejor medicina.

¡Tenemos tan poco tiempo para disfrutarla! Ahora me atrevo a decir que sin temer lo que venga en un futuro, teniendo lo que tengo, esperando todo lo que espero y siendo quién soy...:

yo, ¡soy feliz!