miércoles, 6 de febrero de 2008

¿QUÉ DECIR?


Cuando las palabras ya no bastan, cuando las fuerzas por mantener algo se agotan, pero no te queda más remedio que seguir, ¿qué decir?¿ha habido suficiente esfuerzo? Porque aunque creamos que algo funciona, nunca es suficiente para mantenerlo. En cuanto el primer desliz vuelve a tocar los nervios, éstos, reaccionan de manera inesperada, de manera que nunca pensábamos que esta reacción nos dejara ver lo que en realidad sentimos.


¿Y por qué nos rendimos? Siempre que nos rendimos, perdemos. Siempre que damos a elegir, también. Entonces, ¿cuándo ganamos?¿cuándo sabemos que lo que decimos es totalmente correcto? Dicen que a veces el hacerte más viejo implica ser más sabio. ¿A caso es que, no puedo saber cómo funciona la vida hasta que no me quede muy poco para perderla?


Todo esto es estúpido, ¿podemos dejar de depender de las personas, de sus influencias y de sus "indirectas manipulaciones"? Somos demasiado sociales como para llevar nuestra propia vida con nustras propias riendas; demasiado miedo a la soledad, demasiado sujetos por esa droga que nos manipula a su antojo, que nos crea y nos destruye, que nos aloja y nos destierra, llamada sociedad.


La conclusión a la que quiero llegar es: ¿vale la pena aguantar, perder y cambiar por no aislarte del panal, de la comunidad de abejas que funcionan en serie? NO, porque quiere decir que no solo eres diferente, sino que por eso, serás La Reina.


1 comentarios:

Ana dijo...

Como le decía a Gueño esta mañana, me remito a una frase de Unamuno: "El hombre en cuanto habla miente, y en cuanto se habla a sí mismo, es decir, en cuanto piensa sabiendo que piensa, miente. No hay más verdad que la vida fisiológica".
¿De verdad te sientes luchando por la vida social, o sólo en tu cabeza? La mitad de las cosas que parecen preocuparnos no lo hacen.
Ser, aunque parezca que una más; ser.
Me encantan las abejas.

 
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